CASTILLO DE C. DE S. BARTOLOMÉ
SITUACIÓN: Casco urbano.
CRONOLOGIA: Siglo XII y XIII.
ESTILO: Gótico y Almohade.
HORARIO: visita exterior, cualquier hora.
ESTADO DE CONSERVACIÓN:
Se encuentra en estado de ruina, aunque ha sido parcialmente restaurado. No obstante, esto no impide que por sus diferentes valores, históricos, culturales, arqueológicos, etcétera, esté bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio histórico Español. Como todos los monumentos que estamos tratando, la Junta de Andalucía le otorgo también un reconocimiento especial en el año 1993.
USO ACTUAL:
Actualmente está sujeto a la protección del Estado, aunque administrado por el Ayuntamiento. Hoy en día tiene como usos culturales y taurinos.
FICHA ARQUITECTÓNICA:
Cumbres de San Bartolomé posee un castillo rodeado de dehesas. Si tomamos en consideración que con su anterioridad una fortaleza musulmana su cronología sería anterior al siglo XIII, pero en las fuentes documentales procedentes del edicto de Sancho IV en el que se habla claramente de construir un castillo de nueva planta, nos vemos obligado a datarlo en este periodo cronológico. Aunque era costumbre utilizar los materiales para levantar la nueva construcción como afirma Alfredo Morales, catedrático de la Universidad de Sevilla.
Es el edificio más representativo del núcleo. Tiene algunas zonas restauradas, pero los departamentos interiores han sido arruinados con el tiempo. Buena parte de sus piedras sirvieron para la construcción de las casas cercanas y de pequeños almacenes y corrales lindantes con la misma muralla.
Su planta es rectangular, como es el caso también del Castillo de Cala, con torres cuadradas y redondas. La puerta de acceso da al este y se encuentra flanqueada por dos torres cuadradas que han perdido los merlones
FICHA HISTORICA:
En las proximidades de Cumbres de San Bartolomé nos encontramos restos de asentamientos celtas y romanos. Sin embargo, fueron los romanos, según las fuentes que hallamos, quienes denominaron a esta villa con el nombre de Concordia Julia Nertrobiga. Aunque algunos estudiosos atribuyen este nombre a Cumbres Mayores, ya que es difícil quizás de determinar dado la proximidad de estas localidades.
El núcleo fue destruido o abandonado a finales del siglo V.
Esta hipótesis sobre el origen primitivo de las ciudades de Cumbres Mayores y de San Bartolomé, consistente en que sus cercanías existían una serie de pequeñas aldeas que buscaron una mejor defensa en los lugares más altos, localizados en la zona donde actualmente se encuentran estas localidades. Aún así, los restos romanos encontrados son muy escasos.
Tampoco hallamos restos lo suficientemente abundante de época musulmana. Se piensa que durante esta época el territorio ostentaba poco densidad de población, ya que el pueblo berebere era pequeño el número.
El Reino de Castilla a mediados del siglo XIII, conquistará el Castillo, pasando a la jurisdicción de Sevilla, convirtiéndose como toda la zona del actual Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, en un territorio fronterizo, con continuas luchas por la Cuestión del albergue con el Reino Luso.
La misión de conquistar y repoblar el territorio estaba en manos de Alfonso V el sabio, quien levanta de nuevo la fortaleza a finales del mismo siglo. Su labor fue continuada por su hijo Sancho IV El Bravo, quien se esforzó en el Concejo de Sevilla aprobase y financiase la construcción de varios castillos en la llamada “Banda Gallega” especializados en la defensa frente a Portugal. De esta manera, y en el edicto de 1293, se aprobó la construcción de los castillos de Cumbres de San Bartolomé, Cumbres Mayores, Santa Olalla y Fregenal, que se unían a los ya existentes, pero remodelados por los cristianos.
La repoblación fue necesaria en todos los lugares el Concejo de Sevilla actuó. Para repoblar los nuevos territorios, vinieron gentes procedentes de León y Castilla, buscaron el cobijo de esta fortificación, que se convirtió en el núcleo principal de la urbanización del pueblo.
Indudablemente, la vida no fue nada fácil para estos primeros repobladores, batallando ante un medio hostil sin facilidades y contra las continuas incursiones que, periódicamente, saqueaban el pueblo.
Las enfermedades y penurias se extendieron por todo la zona del Parque Natural durante el siglo XIV. Esto acompañado de las guerras y enfrentamientos continuos, dio lugar a un descenso demográfico. La población se fue recuperando lentamente a partir de la segunda mitad del siglo XV. Así, se pasa de unos 300 habitantes a principios de siglo, a aproximadamente 1.000 en 1486.
El siglo XVI, fue de una cierta prosperidad para el núcleo de Cumbres de San Bartolomé, como así lo atestigua su crecimiento poblacional. De esta manera, el “Censo de población de las provincias y partidos de la Corona de Castilla” de 1591 refleja una población de 260 vecinos, unos 1.200 habitantes, cuando su vecina Cumbres Mayores poseía poco más, uno 300 vecinos. Por el contrario en el siglo XVII se asiste, de nuevo, a un periodo plagado de epidemias, calamidades y guerras que afectaron, en general el país y que tiene su reflejo en Cumbres de San Bartolomé en una caída de la población. Los Campos se quedaban casi sin hombres para trabajarlos, debido a la alta mortalidad general y los continuos reclutamientos para el ejército.
Otro documento importante muestra “el traslado auténtico del parte del alcalde de Mostotes, denunciando a la Nación el atentado de los franceses contra Madrid, el 2 de mayo de 1808, y concitándoles a la lucha”. Este importante documento, se halla desde 1886 archivado en el Ayuntamiento de cumbres de San Bartolomé, anteriormente en su parroquia, y es guardado muy celosamente. Estos informes tomaron diferentes direcciones, entre ellas, Fregenal de la Sierra, hasta llegar a Cumbres de San Bartolomé, desde donde se divulgó a Aroche y Cortegana.
Al iniciarse el siglo XX, la sociedad esta formada en su mayoría por campesinos humildes, sin mucha extensión de terreno que cultivar. Aún así, existía un gran número de habitantes sin tierras, que vivían de los diferentes jornales que realizaban en otras tierras.